El niño interior es una parte que todos tenemos que guarda todas las memorias que experimentamos durante nuestra niñez. Estas memorias muchas veces no las recordamos, pero lo importante es que están allí y podemos traerlas al recuerdo con técnicas terapéuticas.

La realidad es que  desde  el vientre de nuestra madre comenzamos a sentir  a través de ella  los sonidos a su alrededor, sus emociones, sus reacciones, todas estas sensaciones se convierten en memorias inconscientes a medida que crecemos y van marcando nuestra vida sin darnos cuenta.

Lo mismo pasa con la experiencia del nacimiento, ese momento importante donde dejamos de estar dentro del vientre de nuestra madre y pasamos a la realidad material, allí también experimentamos una serie de sensaciones, situaciones que tienen que ver con quien nos recibe, con quien nos toca por primera vez, con la temperatura de la habitación, la luz, los sonidos, si el ambiente es amable u hostil, digamos que esta es una experiencia pico en nuestra vida emocional.

Y luego continúa en la niñez con todas aquellas experiencias agradables o desagradables que posteriormente vivimos como niño o niña, que probablemente no recuerdes pero que quedan almacenadas en tu inconsciente y que muchas veces se convierten en heridas, que en algunos casos disparan conductas automáticas asociadas a la rabia, los celos, la inseguridad, la baja autoestima por solo nombrar algunas.

Como niños somos tan vulnerables y frágiles, tan sensibles que siempre va haber alguien que tiene mas poder que tu, ya sean tu padre o tu  madre,  los abuelos o alguna figura de autoridad o algún otro niño, tu hermano o tu hermana, o algún niño en el colegio, que pueden a través de alguna acción generar heridas emocionales, una de las heridas mas profundas es  cuando no te sientes merecedor de ser amado.  Esta es la gran herida del niño interno,  la herida de la soledad, del abandono y de no sentirse amado.

Por eso es tan importante hacer ese contacto interior con tu niño, porque esas heridas que quedan allí inconscientes te impiden crecer como adulto, pasa que muchas veces una persona adulta reacciona con la impulsividad cargada de ira, de enojo que semeja un comportamiento típico de un niño de dos o tres años. Y es que esa herida quedó allí marcada en el inconsciente y así se repite la conducta automáticamente muchas veces sin poderla controlar.

Lo importante de esto que parece negativo, es que cuando empiezas a darte cuenta de esa reacción automática, te das cuenta también de que algo no esta bien y allí es cuando comienza la búsqueda, así que debemos agradecer a esas heridas porque nos sirven para crecer.

El niño interior es real,  es una realidad  metafórica, una realidad interna que nos sirve para crecer, es bueno reconocerlo, escucharlo e integrarlo para sanar todas esas heridas inconscientes que hacen que repitas conductas indeseadas o patrones negativos en tu vida.

En una ocasión en terapia pude reconocer un patron inconsciente que se había quedado escondido en mi interior y que había comenzado el día de mi nacimiento, soy de las personas que nació  en un  ambiente de clínica aséptica  con aire acondicionado. En ese recuerdo me veo naciendo y saliendo a una luz intensa, siento el impacto del ambiente, siento como el médico me toma  por el torso en su mano, siento el frío intenso del lugar, siento también incomodidad en mi cuerpo, que responde a ese frío relajando esfínteres y orinando.

Había notado durante el invierno viviendo en un país de estaciones, que muchas veces sentía unas ganas compulsivas de orinar, pero no le había dado mucha importancia, al revivir esta experiencia me di cuenta que ese patrón inconsciente, que asociaba el frío con ganas de orinar venía de allí, venía del momento de mi nacimiento, al traerlo al consciente pude sanarlo.

Por que la sanación es simplemente permitir que ese hecho salga a la luz salga a la consciencia y al reconocerlo e integrarlo ese síntoma deja de suceder o si sucede ya lo vemos desde otro ángulo, de manera diferente.

Les cuento esta experiencia personal para que vean cuan importante es tomar en cuenta a esas sensaciones, emociones o síntomas que muchas veces no les encontramos explicación, que vienen de experiencias del pasado, de cuando eras niño, porque para el inconsciente no existe el pasado, todo es presente.

Y así sucede con casos mas complejos como enfermedades “incurables” o de origen desconocido, causas ocultas, casi todas estas registradas en las experiencias del niño interior.

 Les relato otra experiencia, en una ocasión tuve un cliente, que durante una terapia encontró el  recuerdo donde su madre le está diciendo a su padre que ella no es su hija biológica, que es hija de otro hombre. Esta niña de 4 años en ese momento no entiende el significado  de lo que se esta hablando, pero si siente que hay algo que no esta bien con ella. En el tiempo se convirtió en una mujer poderosa, con un gran trabajo, deportista, profesional etc.  pero al cumplir 40 años desarrolla una enfermedad de la sangre, la leucemia. La enfermedad hace que ella comience a buscar y al recordar esto en terapia se da cuenta de que nunca se sintió integrada a su familia, o identificada con su familia.

Justamente una de las causas del origen biológico de la leucemia es la desvalorización y el conflicto de identidad especialmente dentro del clan, dentro de la familia. Y al observar esa escena a los 4 años ella se da cuenta de que siempre se había sentido excluida por su familia, que había tenido conflictos de identidad sobre si pertenecía a la misma,  al hacer este insight comenzó su proceso de sanación.

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